Llantos de soledad

Siento haber estado tan ausente, pero es que la semana ha sido un poco estresante. Parece que alguien de arriba leyó mi último post y derrepente el lunes, oferta de trabajo en Madrid. La he rechazado, el dinero no lo es todo en la vida, y ahora mismo quizás no necesite un cambio.

Noche de brujas, seguimos americanizando a nuestra sociedad, pero es un día para hacer algo distinto y eso está bien. Unos cuantos pasando frío alrededor de una barbacoa, cerveza, whisky y "yo nunca he...". Yo haciendo de anfitrión consorte, ella sencillamente impresionante. Incapaz de evitar el apalancamiento de todos, decidí aprovechar la oportunidad de descansar entre los míos. Al día siguiente, cuando todos los que se fueron resucitaron, me tocó bailar con la más guapa. Necesitaba un día así, sin nada que hacer, ni un trabajo, ni otro, ni facultad, ni obligaciones. Sólos ella y yo. Tarde eternísima, entre tortitas con nutella, cuentos leídos, y alguna que otra historia más. El frío se nos ha echado encima, y nada mejor que poder acurrucarse con alguien. Sopita para cenar, y nunca jamás me costó tanto levantarme de la cama que hoy. Había tantos motivos para quedarse un ratito más...
Más contento que cincuenta.







Escuchando: "Ya nadie te quiere" Los delinqüentes, El verde rebelde vuelve.