Llantos de soledad

Tachando días, arrancando hojas del calendario, me apetece levantar la cabeza y echar la vista atrás. 2009 fugaz sin ganas de vomitar, sin llantos de soledad. Sorpresas, decepciones, mentiras, ilusiones, todas con nombre propio, han inclinado la balanza a mi favor.

Aprendí a dejar de lado el porqué de las cosas, a saber que todo no vale ni en el amor ni en la guerra tampoco. Saqué de tripas corazón, de arrebatos decisiones, y por fin creé, de facto, ese límite infranqueable que todas las personas tienen que tener. Creció de una maldita vez el orgullo, para poder hacerme fuerte sin perder los papeles, sin perder los valores.

Maduré con 26 años, tarde, pero cuando he querido. La suerte hay que buscarla, no viene sola, sal de la mierda que te cubre hasta los ojos, límpiate, y empieza a andar. Las recompensas llegan y tienes que estar preparado para disfrutarlas.

Esta noche tengo la sensación por primera vez, de que todo esto no se lo debo a nadie. Sólo a mi. Algunos estaban detrás , ella más que nadie, pero el paso lo he dado yo.

A vivir.