Llantos de soledad

Sé que debería haber escrito mucho antes, pero el puto estrés de esta semana no me ha dejado. Demasiados cambios, demasiados miedos, demasiados recuerdos. Puede que cambie de trabajo, puede que cambie de turnos, puede que cambie de sueldo. Muchas decisiones importantes en muy poco tiempo. La semana pasada andaba por los límites, hoy estoy seguro de haberlos propasado. He aprendido a admitir errores, nadie es perfecto. Casi me cuesta el amor de un hermano el no andar atento... No sabría vivir sin él. Miedo al cambio, más vale lo bueno conocido que lo bueno por conocer. Miedo a equivocarme, pero el que no llora no mama. Y al lado siempre ella. Ya no recordaba lo que era escribir un post borracho, ya no recordaba un amor correspondido. El sentirme otra vez entre los míos, con una carcajada en el corazón. Te quiero. ¿Acaso no es bonita la expresión?, ¿Acaso no es bonito pensar siempre en la misma persona?, ¿Acaso no sería imposible sin ti?... Admito que soy un pasteloso, hoy me cogéis generoso. Pero después de todo, veo que todo ha sido para bien. Que puedo gritar alto. Que los míos siguen conmigo, estén aquí, en Madrid o en la India. Que Dark es de puta madre. Y que sí, Brásidas es un romántico, un loco enamorado de una niña que le quita el sentido, pero al fin y al cabo, eso ya lo sabíais todos. Ya no digo más. Mi vida seguís siendo los mismos.





Escuchando: Hoy no hay música, solo late el corazón.

Esa sensación de estar entre dos tierras. Sabéis de lo que hablo. Siempre he pensado que los límites están para sobrepasarlos, pero a veces conlleva unas consecuencias demasiado peligrosas como para hacerlo. Luchar. Yo estuve en ese límite, me debatía en el camino a escoger, nos paramos o seguimos. P'alante. Se desató la tempestad, caían chuzos de punta y yo sin paraguas. De verdad que sólo quería ayudar, lo último en lo que pensé fue en hacer daño, a veces el fin sí justifica los medios. Llegaré hasta el final, y lo haré mil veces, aunque te joda, aunque me odies. Lo haré mil veces por ti, igual que lo haré por muchos otros, nunca supe quedarme sentado. Sentir. Yo sobrepasé el límite, y temo que después de pasar miedo, ahora sólo quede orgullo. Olé mis cojones. Es la satisfacción de ayudar a un amigo, o a dos. Crucifícame si quieres, sigue venerando a tus santos cristianos. Los paganos molamos más. El tiempo es el que da y quita razones. Cuida tus pasos, tus palabras, tus besos y gestos porque el camino sólo se puede recorrer al revés con la cabeza gacha.







Escuchando: "En el límite del bien" La Frontera, Veinte años y un día.

Siento haber estado tan ausente, pero es que la semana ha sido un poco estresante. Parece que alguien de arriba leyó mi último post y derrepente el lunes, oferta de trabajo en Madrid. La he rechazado, el dinero no lo es todo en la vida, y ahora mismo quizás no necesite un cambio.

Noche de brujas, seguimos americanizando a nuestra sociedad, pero es un día para hacer algo distinto y eso está bien. Unos cuantos pasando frío alrededor de una barbacoa, cerveza, whisky y "yo nunca he...". Yo haciendo de anfitrión consorte, ella sencillamente impresionante. Incapaz de evitar el apalancamiento de todos, decidí aprovechar la oportunidad de descansar entre los míos. Al día siguiente, cuando todos los que se fueron resucitaron, me tocó bailar con la más guapa. Necesitaba un día así, sin nada que hacer, ni un trabajo, ni otro, ni facultad, ni obligaciones. Sólos ella y yo. Tarde eternísima, entre tortitas con nutella, cuentos leídos, y alguna que otra historia más. El frío se nos ha echado encima, y nada mejor que poder acurrucarse con alguien. Sopita para cenar, y nunca jamás me costó tanto levantarme de la cama que hoy. Había tantos motivos para quedarse un ratito más...
Más contento que cincuenta.







Escuchando: "Ya nadie te quiere" Los delinqüentes, El verde rebelde vuelve.