Llantos de soledad

Será que el pasear por las calles de Roma sólo podía recordarme a ti. Ciudad legendaria, restos de lo que fue un imperio se mezclan con vespas, gafas de sol de diseño, y manteles a cuadros. En cada esquina una sorpresa, en cada calle un rincón por descubrir. Y yo enamorado. Rodeado de milenarias ánimas campeando a sus anchas por piazza Navona, ante la expresiva mirada de la obra de Bernini. Ese olor a flores en Fiori, que me transporta a una alcoba usurpada en una noche de julio y me empuja a compartir un par de cervezas más. Asombrarme en Trevi, e imaginarte conmigo. Siempre presente. Bastión Romano del imperio es toda mi compañía. Llegamos, inundamos la ciudad de sonrisas, y nos fuimos tan felices. Mi cabeza, algo ya cansada de hacer 2365 kilómetros cada día para darte el beso de buenas noches, ahora sólo se llena de sueños de realidades para reventar este otoño marrón. Tengo ganas. Quizás Roma me ha cambiado la vida, quizás la escalinata de San Pietro me enseñó que subiendo los peldaños de uno en uno se llega al final más tarde pero se disfruta mucho más el camino. Desde arriba se ven un montón de cosas bonitas, más las que tú te quieras inventar. ¿Te vienes?




Escuchando: "Te quiero tanto" Pasión Vega, Banderas de nadie.