Llantos de soledad

Esta semana estoy bastante poco creativo, pero hoy me han anticipado un regalo de cumpleaños. Hoy me han regalado una noche de las grandes, y para variar un poco no ha sido ninguna niña enganchada a los helados. Hoy me apetece hablar de Alberto. Alberto es un tipo cualquiera, que con 16 años venía desde la otra punta de la ciudad en su vespino, con su guitarra al hombro para tomarse unas litros con nosotros. Alberto era y es un enamorado de la vida (aunque a veces duela). Alberto nació para la música. Entre sangrías, botellones, y ferias, el nos cantaba sus canciones con su voz quebrada, y nos contaba sus sueños. Él con su guitarra. Poeta como pocos, amante de la cultura, y sobretodo amigo de sus amigos. Alberto es especial. Con dos discos en la calle, miles de kilómetros de furgoneta, y quinientas canciones en el corazón, él sigue siendo el de siempre. Es un artista, nunca le falta una sonrisa, un abrazo, y una historia que contar. Puedo sentirme orgulloso de estar vivo, porque encontrarse en este camino con gente así, merece muy mucho la pena. Os recomiendo que escuchéis algo de él, os llegará al corazón. Esta semana esta resultando ser de homenajes, mañana en un acto de vanidad sin precedentes escribiré mi propio homenaje, que para eso cumplo 24 años. Pero hoy, todo el protagonismo es para una de las personas con el corazón mas gordo que conozco, para ti Alberto. Albertucho